Txt que escribí para Sablazo, Crítica Cultural
# Marina Abramovic hace el documental más memetizado de la historia. Por todo el planeta, hordas de no especialistas en arte se enteran de lo que es una performance artística. Paso siguiente, Marina corporativa “colabora” con Adidas en ocasión del mundial futbolero para “resaltar” la idea del trabajo en equipo.
# Lady Gaga quiere ser Andy Warhol antes que ser Madonna, lo quiso desde el principio. Le agarran delirios místicos y orgasmos casi religiosos cuando habla de sus ídolos artísticos, y ahora los ha reclutado dentro de su ejército de monstruitos. Abramovic, Koons, y Wilson juntan los diamantes que se desprenden de los vestuarios de la Gaga.
# El actor James Franco (otro amigo y fan de Marina) claramente se considera “artista”.Hace un tiempo declaró que su participación en la telenovela estadounidense más mañe (General Hospital) era una Performance. Luego se puso a pintar, hizo instalaciones, curadurías y hasta se apropió de una serie de fotos de Cindy Sherman. Todo esto mientras hacía de anfitrión en la entrega de los Oscar.
# Otro joven Hollywoodeño, Shia LaBeouf, tuvo una revelación artística a principios de este año , y realizó una performance sospechosamente similar a la de Abramovic.
# El rapero Jay-Z escribe una canción sobre el arte, o sobre el bling del arte, y hace una performance con ella en contexto museístico junto a las más brillantes artstars de NY.
# Kanye West proyecta sus videos en espacios públicos, escribe crítica de arte en su blog y una campaña online junta firmas para proponerlo como el curador de la próxima bienal de Venecia.
# La “mass media” está enamorada del arte. Miles de conejillos de indias artísticos se anotan para humillarse en reality shows televisivos sobre arte contemporáneo.
A mí lo que más me gusta del arte contemporáneo es cuando tiene la soltura de camuflarse, infiltrase y operar dentro de otras disciplinas, industrias y esferas de la realidad: artistas haciendo de activistas, de científicos, de ingenieros, de economistas y básicamente de lo que les venga en gana. Ciertamente hay muchos antecedentes de artistas trabajando sobre la cultura de masas y la idea de celebridad, tampoco es la primera vez que la industria del entretenimiento y el arte hacen alianzas, Laurie Anderson y Yoko Ono, entre otros, pueden dar fé.
Pero esta vez, la industria del arte contemporáneo, una de las industrias culturales más exclusivistas e impenetrables, se ve hostigada por infiltrados foráneos de la cultura mainstream. Estamos viviendo un momento en que el arte contemporáneo tiene una popularidad sin precedentes. Tanto el arte como la cultura popular han cambiado, y el histórico ciclo -arte se apropia de la cultura popular y la cultura popular se apropia del arte- se ha acelerado hasta el punto de que cabe preguntarse si se ha convertido en algo más.
Marina se transforma en artista-celebridad, alguien que viene a personificar a toda la categoría de “artista” en el imaginario popular, sube el valor monetario y el alcance cultural de su obra, pero al final sólo hace quedar al arte contemporáneo como algo ridículo e insípido cuando se convierte en tal caricatura.
El llamado colapso de la idea de “alta y baja cultura” realmente no destruyó la frontera entre el mundo del arte y la cultura de masas. Más bien, condujo a que el mundo del arte vigile sus fronteras más minuciosamente, de manera que el valor del objeto de arte y la identidad especial del artista no se disuelvan en la masividad. Y, sin embargo, para el arte contemporáneo, esta posibilidad de disolución siempre fue un gran estímulo. Evitar categorizaciones, romper barreras y límites pareció ser siempre la meta máxima. Arte para todos. Todos podemos ser artistas. Pero queridos “entreteneurs” megalomaníacos mainstrimistas: si van a venir a nuestra arena, vengan. Si su celebritaje va a hacer que se mueva la industria, masivisémonos. Pero no trivializemos, trabajemos en serio.
Lo que distingue al arte contemporáneo de los medios de comunicación masiva no es que sean estructuralmente distintos, porque no lo son, ambos se basan en el materialismo y el egotismo. Así como está la cosa, y suponiendo que el arte es un reflejo del zeitgeist de cada época, nada más coherente que el hecho de que que algunos artistas se estén convirtiendo en cuasi-corporaciones con estructuras marketineras salvajes. Cambiar esto lo cambiaría TODO. Tal vez cuando podamos liberarnos más de las firmas, los podios y los valores monetarios seamos OTRA COSA. So be it.